Conformamos un contexto, un entorno que compartimos con otros. Otros compañeros humanos con quienes necesitamos comunicarnos para generar acuerdos y dinámicas funcionales de compensación entre todos nosotros.

Cabe la aclaración de que cuando digo “comunicación”, me refiero a una interacción de emisión y recepción de todas las partes que intervienen en esa dinámica. Comunicarme no es sólo expresarme, también es recibir al otro en la misma proporción.

Aquí es donde aparece la importancia de ejercitar y desarrollar la capacidad de describirnos a nosotros mismos. Describirnos, primero en nuestro fuero interno, desde una observación objetiva de lo que me sucede con mi interacción con otros, de lo que siento en determinada situación, de mis pensamientos, de mis mecanismos, de mis reacciones y, sobre todo, de mis interpretaciones sobre los otros y sobre determinadas situaciones. Ahora, ¿cómo podríamos ejercitar esta capacidad que todos tenemos? Bueno, generando espacios dentro de uno, espacios que puedan reconocer cada reacción e interpretación como propia y diferenciarlas del otro. No intentar reprimir esa reacción, si no registrarla una vez que se haya producido y acabado.

Poco a poco, día a día, año a año, con ese ejercicio, iré teniendo registros de MI. Entonces, esa diferenciación del otro me permitirá hacer el mismo trabajo pero con quien no soy yo, registrarle con sus modos y mecanismos. Pero primero debo trabajar en la diferenciación de que el otro no es otro yo, es OTRO diferente a MI y merece ser registrado si quiero construir una comunicación. Desde allí, con esa ejercitación, la comunicación puede ir siendo realmente comunicación. Podré ir mostrándole al otro lo que he aprendido de mi, lo que tengo registrado de mis mecanismos y funcionamientos internos, para que él o ella pueda tener una referencia más fiable en donde y cómo apoyarse cuando viene a mi. Sin dejar de lado, obviamente, el trabajo que yo haré al registrar a ese otro de la misma manera. Las bases de ese ejercicio son la honestidad y la libertad de expresión. En primerísimo lugar conmigo mismo, honestidad propia y libertad de expresión propia. Únicamente desde allí le podré brindar honestidad y libertad de expresión al que tengo en frente para elaborar acuerdos que nos hagan crecer como colectivo.